miércoles, 20 de marzo de 2013

¿La desobediencia civil del Capitán América?

Una vez más regresamos al crossover de CivilWar(1). En esta historia el gobierno de Estados Unidos decide crear una ley por la cual todos los superhéroes deberán registrarse y trabajar, es decir, realizar sus actos heroicos bajo la tutela de dicho gobierno. No todos los superhéroes ven con buenos ojos esta medida. Uno de los que consideran un error esa nueva ley es el mismísimo Capitán América. Al principio de la trama asistimos a la siguiente discusión entre le Capitán América y la actual directora de SHIELD, Maria Hill:

Maria Hill: Capitán
Capitán América: Comandante Hill
Maria Hill: Me han dicho que veintitrés de sus amigos están reunidos ahora mismo en el edifico Baxter para discutir como debería responder la supergente a la gran solución del presidente. ¿Cree que van a aceptarlo?
Capitán América: No creo que me corresponda a mí juzgarlo.
Maria Hill: Vamos, Rogers, déjese de chorradas. Nunca estaremos tan unidos como Furia y usted, pero sigo siendo el mando activo de SHIELD. Respete el cargo al menos.
Capitán América: Creo que este plan nos dividirá. Creo que vamos a iniciar una guerra unos contra otros.
Agente de SHILED1: ¿A estos tíos  qué les pasa? ¿Quién se opone a superhéroes bien preparados y con sueldo?
Agente de SHILED2: ¿Cuántos rebeldes estima Capitán?
Capitán América: Muchos.
Maria Hill: ¿Alguno importante?
Capitán América: Alguno. Pero sobre todo los héroes que trabajan en las calles como Daredevil y Luke Cage.
Maria Hill: ¿Nadie que no pueda manejar?
Capitán América: ¿Disculpe?
Maria Hill: Ya me ha oído. Esta proposición se vota en dos semanas y podría ser ley en apenas un mes, pero no podemos quedarnos a medias. Ya estamos desarrollando una unidad de respuesta antisuperhumana. Pero tenemos que estar seguros de que los Vengadores están de nuestro lado y de que usted los lidera.
Capitán América: Olvídelo. Me está pidiendo que detenga a personas que arriesgan la vida por este país todos los días de la semana.
Maria Hill: No, le estoy pidiendo que obedezca la voluntad del pueblo estadounidense, Capitán.
Capitán América: No juegue a la política conmigo, Hill. Los superhéroes tienen que estar por encima de eso, o Washington empezará a decirnos quiénes son los supervillanos.
Maria Hill: Creía que los supervillanos eran tíos enmascarados que se negaban a obedecer la ley.

En este momento un grupo de soldados armados comienza a rodear al Capitán América.

Capitán América: ¿Este es el escuadrón de ataque que ha estado entrenando para liquidar héroes?
Maria Hill: Nadie quiere una guerra, Capitán. Pero la gente está harta de vivir en el salvaje oeste.
Capitán América: Los héroes enmascarados han formado parte de este país desde que se recuerda.
Maria Hill: Y la viruela. Ahora madure y deje de hacer el idiota, ¿eh? Nadie dice que no puedan hacer su trabajo. Pero es hora de que se hagan legales como todos nosotros, soldado.
Capitán América: Bajad las armas chicos.
Maria Hill: Mantengan su posición, caballeros. El Capitán América no está al mando.
Capitán América: Bajad las armas o  no seré responsable de lo que ocurra...
Maria Hill: Munición tranquilizante, chicos. Preparados...
Capitán América: ¡Esto es una locura!¡Una locura! Maldita sea por esto, Hill...
Maria Hill: Maldito sea usted por obligarme a hacerlo... ¡TRANQUILIZANTES! ¡YA!

Y entonces:

Podemos dividir el texto en dos partes. La primera, sería la discusión sobre esa nueva ley, y la segunda, donde se produce una subida de tono constante,  hasta que desemboca en el intento de detener al Capitán América. En la primera parte, el Capi reconoce abiertamente que esa futura nueva ley no le gusta, e incluso admite que no va a colaborar para hacerla cumplir, en realidad, el Capi está manifestando que, llegado el caso, si la ley se aprueba, él realizará un acto de desobediencia. A Hill esto no le gusta nada, e intenta convencerle usando como argumento que tiene que cumplir la voluntad del pueblo norteamericano, lo cual es un argumento tramposo, la ley todavía no se ha aprobado, como la propia Hill ha afirmado al principio, por lo tanto, no se le puede exigir a alguien que la cumpla. Tras el intento infructuoso de convencer al Capi, Hill recurre a la fuerza para intentar reducirle, momento en el cual él actúa en legitima defensa. Por un lado tenemos el reconocimiento explícito del Capitán América de que no acatará la ley, lo cual, llegado el caso, puede ser considerado un acto de desobediencia civil. Al mismo tiempo tenemos la actitud totalitaria de Hill, que pretende detener a alguien por el mero hecho de manifestar su desagrado hacia una nueva ley. De todo esto, hoy nos quedamos con la primera parte, con esa desobediencia que manifiesta el Capitán América.

La cuestión que nos plantea el comportamiento del Capitán América es, ¿puede darse una situación donde no obedecer la ley sea legítimo? Obviamente la cuestión es relevante siempre que la planteemos en el contexto de un sistema democrático. Si estamos bajo un régimen totalitario, entonces, no hay justicia alguna, pero en una democracia ¿puede ser un acto de justicia el desobedecer una ley? Seguro que en más de una ocasión se ha escuchado la sentencia: "vivimos bajo el imperio de la ley", dicho de otro modo, todos somos iguales ante la ley, y la ley es de obligado cumplimento para todos los integrantes de la sociedad. Hasta aquí todos de acuerdo, de hecho, en los estados de derecho solemos perseguir y detener a aquellos que no cumplen o violan las leyes, pero ¿y si hubiera leyes injustas? ¿Y si nuestros gobiernos aprueban leyes que consideramos a todas luces injustas? Entonces, se puede argumentar que se deben utilizar los cauces legales que existen para que la ley se cambie de tal forma que la injusticia que promueve desaparezca. Para ello, podemos redactar cartas de protestas, organizar manifestaciones, recoger firmas para que nuestro  punto de vista sea, al menos, tratado en el parlamento, pero ¿y si se siguen todos esos cauces y resulta que todos ellos se muestran ineficaces? Entonces, el último recurso que queda, es un tipo especial de desobediencia a la ley, la desobediencia civil. En su introducción a la filosofía, el filósofo Nigel Warburton, introduce como sigue el concepto de desobediencia civil(2):


Algunas personas argumentan que no cumplir la ley nunca puede estar justificado: si no estás satisfecho con la ley deberías intentar que se cambie dicha ley a través de los cauces legales, tales como hacer una campaña de recogida firmas, escribir cartas, etc. Pero hay muchos casos en los cuales esos tipos de protestas legales son completamente inútiles. Hay una tradición en no cumplir la ley en tales circunstancias, su nombre, desobediencia civil. La ocasión para la desobediencia civil surge cuando la gente encuentra que se les está pidiendo que obedezcan leyes o políticas que consideran injustas.



Dentro de esa tradición podemos encuadrar, por ejemplo, a Martin Luther King, a Gandi o al movimiento de las sufragistas. Este movimiento luchaba por el derecho de las mujeres a votar, derecho que, dicho sea de paso, se consiguió  gracias a las sufragistas y en parte también al impacto de la segunda Guerra Mundial, y se consiguió en fecha tan tardía como 1918, aunque con ciertas restricciones, solo podían votar las mujeres mayores de 30 años(2).

Estos ejemplos ponen de relieve que la desobediencia civil es, en última instancia, una acto político, pero un acto ciertamente desesperado por cambiar las cosas. Desesperado porque todos los medios disponibles han fracasado en el intento. El filósofo John Rawls resumía así este carácter desesperado y político de la desobediencia civil(3):


Aunque creo que hay que reconocer a la desobediencia civil como una forma de acción política dentro de los límites de la fidelidad al imperio de la ley, es al mismo tiempo un acto mas bien desesperado precisamente dentro de esos límites, y por consiguiente debe, en general, ser emprendido como último recurso, cuando han fallado los procesos democráticos corrientes. En este sentido no es una acción política normal. Cuando está justificada, es que ha habido un serio trastorno; no solo existe una grave injusticia en la ley sino incluso una negativa, más o menos deliberada, a corregirla.


La desobediencia civil, si bien consiste en desobedecer la ley es una desobediencia peculiar. Entonces, para que un acto de desobediencia a la ley se pueda considerar como desobediencia civil, debe poseer determinadas caracteristicas(4):

-Por un lado, lo que caracteriza a aquellos que recurren a la desobediencia civil, es que no lo hacen por motivos personales, lo hacen para llamar la atención sobre leyes o políticas realizadas por el gobierno que les resultan injustas.

-Además, la desobediencia civil tiene un mensaje y un objetivo. El mensaje es poner de manifiesto lo injusto de la ley. Esto se hace con el objetivo de recurrir al sentido de justicia del resto de la población, y así conseguir que dicha ley sea anulada, o que al menos, se cambie en lo sustancial como para que deje de ser injusta.

-No violencia: este punto no está exento de controversia. Es moneda común entre los practicantes de la desobediencia civil rechazar cualquier tipo de violencia, asumen que de no hacerlo su posición quedaría deslegitimada. Además recurrir a algún tipo de violencia puede desencadenar represalias y se puede iniciar una escalada de violencia que en nada beneficiaría a nadie. El acto de desobediencia civil descansa en fuertes bases morales, y la mayoría de los principales sistemas morales, como recuerda Warburton(2), solo permiten el uso de la violencia en situaciones extremas, como por ejemplo, la legitima defensa frente a un ataque. Para Rawls, en principio, uno de los caracteres de la desobediencia civil es la no violencia:
La desobediencia civil es civil también en otro sentido. No solo es el resultado de una convicción sincera basada en principios que regulan la vida cívica, sino que es pública y no violenta, esto es, se lleva a cabo en una situación en la que el arresto y el castigo se esperan y se aceptan sin resistencia. De este modo manifiesta un respeto por los procedimientos legales. La desobediencia civil expresa desobediencia a la ley dentro de los límites de la fidelidad a la ley, y este rasgo suyo ayuda a demostrar a los ojos de la mayoría que es verdaderamente sincera y, en conciencia, que realmente intenta dirigirse a su sentido de justicia(3).
Pero como he escrito más arriba, esto es en principio, ya que Rawls deja abierta la posibilidad de tener que recurrir a la resistencia violenta bajo determinas circunstancias:
Más aún, al tomar parte en actos de desobediencia civil, no renuncia uno indefinidamente a la idea de resistencia violenta; pues si repetidamente se hacen oídos sordos a la apelación contra la injusticia, entonces la mayoría ha declarado su intención de invitar a la sumisión o a la resistencia, y es concebible que esta última pueda estar justificada incluso en un régimen democrático. No se nos exige que aceptemos el quebrantamiento de libertadas fundamentales por mayorías democráticas que se han mostrado ciegas a los principios de justicia en los que descansa la justificación de la constitución(3).

A pesar de que la desobediencia civil se plaenta como un último recurso, que nace de una fuerte convicción, del deseo de rechazar la injusticia y de que nunca recurre a la violencia como una de sus herramientas, aun así, tiene sus críticos y detractores, veamos dos de las críticas más comunes que se le suelen hacer(2):

-La desobediencia civil no es democrática

Esta crítica tiene sentido siempre que la desobediencia civil se plantee en un sistema democrático. Si una mayoría de nuestros representantes aprueban una determina ley o política, el mero hecho de no acatarla y querer que se cambie, ¿no es un acto en sí mismo de rechazo al sistema democrático? Y si los opositores a esa ley además son una minoría ¿no es entonces más antidemocrático todavía? Este punto de vista olvida que el hecho de que algo se apruebe por mayoría, no implica que tenga que ser democrático, cuando así se argumenta se está confundiendo la institución del sufragio que forma parte de la democracia con la democracia misma. Y es que bien pudiera ser que una mayoría apruebe leyes injustas, ¿y si nuestros representantes aprueban por mayoría que se elimine o expulse del país a una minoría que forma parte de la ciudadanía?

Esta crítica también está obviando las características de la desobediencia civil. Como hemos mencionado es pública y tiene un claro objetivo, intenta dirigirse a la concepción de justicia del resto de la sociedad para convencerles de que esa ley es injusta. En última instancia, la desobediencia civil no es más que intentar que los representantes que han votado en un sentido reconsideren su posición, es un intento por hacerles ver lo injusto de lo aprobado, bajo esta luz, la desobediencia civil se nos presenta como algo más bien democrático que lo contrario. 

-La pendiente resbaladiza

Este tipo de falacia ya ha salido más veces en el blog. En principio supone que una vez que se dan pasos en una determinada dirección resulta imposible pararse en algún paso intermedio. En nuestro caso, vendría a significar algo así como que una vez que se decide no cumplir una ley, entonces se acabará no cumpliendo ninguna, a la larga la sociedad devenirá en caos. Pero como ya hemos visto más arriba la desobediencia civil no busca el desobedecer todas las leyes, es más, se suele aceptar el castigo que impone la ley por no acatar una de esas leyes, y este acatamiento se hace de forma pacífica. Si se piensa despacio resulta sencillo ver que aquellos que recurren a la desobediencia civil, en realidad, tienen una profunda preocupación por la justicia. Resulta difícil imaginar que vayan a destruir todo rastro de justicia por el mero hecho de querer reparar una injusticia particular.

Volvamos con Hill y el Capitán América. La actitud de Hill nos impide ver si el Capitán, al final habría recurrido a la desobediencia civil para intentar cambiar esa ley que él considera injusta. A lo largo de la trama de CivilWar podemos ver que la oposición del Capitán a la nueva ley surge de un profundo convencimiento de que es injusta, además recurre en determinado momento a la prensa, para poder explicarse y así apelar al resto de la ciudadanía y convencerles de lo injusto de la ley, esto nos hace suponer que de haberse desarrollado los acontecimientos de otra forma, es probable que el Capi hubiera optado por la desobediencia civil.

Cuando el Capi recurre a la periodista no consigue convencerla de que tiene razón, y este es un punto interesante. La desobediencia civil, como ya hemos explicado, pretende dirigirse al sentido de justicia del resto de conciudadanos, pero ¿y si no todos manejamos la misma idea de justicia?¿Y si nuestras teorías de la justicia no son las mismas? Llegado el caso ¿cómo podríamos convencerles o cómo podrían ellos convencernos a nosotros? El primer paso sería que todos aceptáramos las reglas del pensamiento racional, pero aun así ¿y si uno de los grupos está convencido de que la teoría de la justicia del otro es errónea? En última instancia, lo que nos debemos preguntar es ¿qué es la justicia? Preguntas y más preguntas, que espero, querido internauta, que te dejen reflexionando un buen rato.


Para pensar más:
(1) - CivilWar 1. Panini Cómics.
(2) - Warburton, Nigel. Philosophy the basics. Routledge. New York. 2009
(3) - Rawls, John. Justicia como equidad. Editorial Tecnos. Madrid. 2012
(4) - Civil Disobedience, en Stanford Encyclopedia of Philosophy

6 comentarios:

  1. Esa pregunta se me quedará por mucho tiempo: ¿y si no todos manejamos la misma idea de justicia? Todo es relativo.

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    1. No ando con mucho tiempo así que seré breve y conciso:

      1) De esa pregunta no se sigue que la justicia sea relativa (non sequitur)
      2) Que "todo es relativo" es una afirmación general y como tal se refuta con ejemplos concretos. La velocidad de la luz es absoluta y por lo tanto independiente del sistema de referencia, por lo tanto no todo es relativo ya que por lo menos hay una cosa que no lo es.
      3)Que existan diferentes concepciones de la justicia no implica que todas ellas sean validas o igualmente aceptables. Puede que sea difícil el alcanzar un acuerdo pero renunciar de antemano al intento proclamando que todo es relativo, creo que es tirar la toalla antes de tiempo.

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  2. Ah, el relativismo cultural y el relativismo del concepto de justicia. Un clásico. Pero yo creo que no todo es relativo si hablamos de cuestiones jurídicas.

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  3. Yo entiendo la desobediencia civil como 1) desobedecer una ley a propósito para protestar por 2) lo que se considera una injusticia.
    1) la desobediencia puede ser 1.1. a la propia ley que se considera injusta o 1.2. a otra ley distinta.
    Ejemplos de 1.1.
    1.1.a. una ley establece que no se puede atender a inmigrantes en urgencias y un médico atiende a un inmigrante en urgencias.
    1.1.b. una ley establece que no se puede discriminar a un inmigrantes en urgencias y un médico xenófobo no atiende a los inmigrantes.
    Ejemplos de 1.2.
    1.2.a. una ley establece que no se puede atender a inmigrantes en urgencias y un médico no paga impuestos para protestar por eso.
    1.2.b. una ley establece que no se puede discriminar a inmigrantes en urgencias y un médico xenófobo no paga impuestos para protestar por eso.
    2) hay que distinguir lo que para cada uno (subjetivamente, privadamente) es una ley injusta, y los mecanismos públicos para establecer qué leyes son JUSTAs (aJUSTAdas al mecanismo consensuado para la formación de leyes de obligado cumplimiento).
    La desobediencia civil implica un cuestionamiento de una ley concreta pero NO del sistema jurídico en su totalidad: es una llamada de atención acerca de que una ley es contradictoria (injusta) con un sistema jurídico que, en conjunto, se considera justo o adecuado. Por eso el desobediente a esa ley asume el castigo por su incumplimiento (no huye, no se esconde, sino que busca precisamente el castigo para llamar la atención sobre la injusticia de ese castigo). Lo que procura es que se cambie esa ley incumpliéndola (o incumpliendo otra) conscientemente para ello.
    Distinto es quien desobedece porque no considera justo el sistema jurídico (u orden establecido) en su conjunto. Entonces no solo vulnera esa ley concreta sino también intenta escapar al propio castigo porque no reconoce la legitimidad del ordenamiento jurídico en su conjunto. Esto es más grave, porque entonces este sujeto pone su idea subjetiva de justicia como criterio por encima de los mecanismos consensuados sobre qué leyes son correctas o no. Si el procedimiento democrático es el mecanismo, y las leyes su resultado, una cosa es criticar los resultados y otra distinta criticar el propio mecanismo democrático. Yo puedo criticar una ley concreta que considero injusta, y desobedecerla o desobedecer otra para llamar la atención sobre aquélla (aceptando el castigo correspondiente), o puedo simplemente usar mis derechos de expresión, crítica, concentración, manifestación, huelga, etc., confiando en que el parlamento cambiará la ley o que en las siguientes elecciones otro partido incluirá la modificación de esa ley y ganará las elecciones o incluso crear un partido "ex profeso" para cambiar esa ley y confiar en que ganaré las elecciones convenciendo a la gente para que me vote. Estoy en contra de una ley pero acepto el sistema democrático. Otra cosa es que yo me erija por encima del sistema democrático y considere que mi idea subjetiva de justicia está por encima de ese sistema democrático y que tengo derecho a imponer mi idea de justicia a los demás saltándome los mecanismos democráticos. Algo así está demasiado cerca del fundamentalismo y el integrismo si no se identifica plenamente con ellos.

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  4. ¡Excelente entrada! :-) Y francamente, creo que todavía no somos capaces de definir que es la justicia, por la falta de criterios en la mayoría de la población, y porque creo que bajo "justicia" se ponen muchas cuestiones que no tienen el mismo trato, ni responden a los mismos parámetros. Siempre me ha llamado la atención que en España la ley diga (eso tengo entendido) que si un ladrón entra en tu casa y sufre un accidente (perro le muerde, se corta porque eres coleccionista de cuchillos...) le tengas que pagar rehabilitación. El hecho de que una persona delinca (allanamiento de morada) no me autoriza a mi para saltarme la ley, pero creo que tampoco debe permitirle compensaciones en caso de "accidente laboral". Además de pagar el cristal roto o la cerraja, a pagarle a un señor que no has invitado a tu casa (diferente sería que fuera el médico de urgencias, que has llamado), porque el muy torpe abrió el cajón de la cocina y se le cayeron cuchillos en el pie... No entiendo esa responsabilidad, pero muchos sí. Creo que algo falla en los criterios de los legisladores.

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  5. ejemplo "clasico" de desobediencia civil..desahucios..

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