lunes, 27 de mayo de 2013

La guerra civil entre utilitarismo y deontologismo

El crossover de CivilWar se ha entendido siempre en clave política y, cierto es, que no le faltan referencias a la situación vivida en EEUU tras el 11 de Septiembre. Ahora bien, bajo la denuncia política del cómic se esconde un choque ético, un enfrentamiento entre los dos sistemas éticos más importantes y más conocidos, a saber, el utilitarismo y el deontologismo. CivilWar, en última instancia, es una guerra entre dos concepciones opuestas de la ética.

Recientemente hemos hablado de estos dos sistemas(1),(2). Para lo que no quieran volver a leer las entradas enteras, vamos a resumir la esencia de dichos sistemas:
Deontologismo

El deontologismo elude por completo las consecuencias de nuestras acciones, en él se define un conjunto de reglas y deberes que deben cumplirse sean cuales sean las consecuencias. Para el deontologismo, un individuo o una sociedad son justos si respetan los deberes y los derechos correspondientes.
Utilitarismo

La idea central del utilitarismo es que debemos hacer aquello que aumente la felicidad en el mundo. Eso sería lo moralmente aceptable. El creador del utilitarismo, Jeremy Bentham, defendió que había que calcular la felicidad generada por una acción y restarle todo dolor o sufrimiento que pueda conllevar dicha acción, lo que queda es a lo que Bentham denominó la utilidad de la acción. Resumiendo, lo moralmente aceptable, aquello que deberíamos hacer, son aquellas acciones que maximizan la utilidad, es decir, las que aumentan la felicidad en el mundo. 

Lo bandos enfrentados en CivilWar están liderados respectivamente por Ironman, que sigue la ética utilitarista, y el Capitán América, que es un deontologista empedernido. Como en las anteriores entradas hemos visto la esencia de estos sistemas éticos, ahora vamos a ver las críticas más comunes que se pueden hacer a ambos sistemas.

Críticas al utilitarismo:

Ironman está decidido a continuar con sus planes y apoyar al gobierno con el acta de registro superhumano porque está convencido de que eso hará que más gente sea feliz, es un cálculo típicamente utilitarista.

El problema esencial del utilitarismo es lo que podemos llamar el problema de la medida. Es decir, ¿cómo podemos medir la felicidad de alguien? A pesar de que Jeremy Bentham, padre fundador del utilitarismo, intentó explicar como realizar dicho cálculo. La realidad es que es prácticamente imposible hacer dicho cálculo. Veámoslo con un pequeño experimento mental. Imaginemos dos personas que tienen exactamente el mismo nivel de riqueza, que están igualmente realizados en su vida, también tienen familias igual de numerosas. Imaginemos que podemos regalar el premio del euromillón a una de ellas, desde un punto de vista utilitarista deberíamos entregar el premio a aquella persona que consiga aumentar más la felicidad en el mundo, la cuestión es ¿cómo podemos saber de forma objetiva a cual de las dos personas le hará más feliz recibir el premio? Si no podemos saberlo no podemos tomar una decisión, o dicho de otro modo, el utilitarismo es cuando menos difícil de aplicar.

Los problemas del utilitarismo no acaban aquí. Imaginemos que Ironman está evacuando gente de una zona donde ha habido una explosión nuclear, solo le queda por sacar a cuatro personas de la zona. El problema es que las anteriores incursiones en la zona han afectado al reactor que tiene incrustado en su pecho y que le mantiene vivo, él sabe que aunque puede sacar a las cuatro personas restantes, no sobrevivirá, esta última incursión en la zona radiactiva acabará con su reactor, este dejará de funcionar poco después y Ironman morirá de forma irremediable. En principio parece que si aplicamos el utilitarismo, Ironman debería sacrificarse, su muerte sería una desgracia pero salvaría a cuatro personas por lo que en principio parece que aumentará la felicidad en el mundo, pero quizás estemos equivocados, quizás no debería salvar a esas personas y dejarlas morir, ya que si él sobrevive en el futuro podrá salvar más vidas y conseguir aumentar así la felicidad en el mundo. A la dificultad del cálculo hay que añadir la dificultad de prever el futuro, en este caso la cuestión es ¿cómo saber si el aumento de la felicidad, debido a nuestra acción, en estos momentos será mayor que el aumento de felicidad en un futuro no muy lejano si actuamos de otra manera?

El utilitrismo afronta dificultades aun mayores y es que, si seguimos a rajatabla sus preceptos, entonces, lo que se debe hacer desde un punto de vista moral será siempre aumentar la función de utilidad de nuestras acciones, esto puede atentar contra los derechos humanos, y la justicia. Vamos a verlo con un ejemplo clásico(3). Imagina que en un hospital hay cinco enfermos que necesitan urgentemente un transplante para salvar sus vidas, uno necesita un corazón, otro un pulmón, otro un riñón, etc. En observación se encuentra otro paciente, completamente sano y que además es perfectamente compatible con los otros cinco enfermos, además, el hospital está perfectamente equipado para poder llevar a cabo todos esos transplantes, entonces, siguiendo los principios del utilitarismo deberíamos matar al paciente sano y usar sus órganos para salvar la vida de los otros cinco, esto a buen seguro aumentaría la felicidad en el mundo. Claro está, que a todos o casi todos esto no nos parece moralmente aceptable.

Como se puede apreciar el utilitarismo de Ironman tiene sus críticas y sus dificultades, e incluso no parece que se pueda aplicar siempre, ya que nos podría llevar a situaciones como  la del ejemplo del hospital.

Parece que el Capitán América cobra ventaja, pero no corramos demasiado, demos un vistazo a las criticas que se vierten contra los sistemas deontológicos.

Críticas al deontologismo:

Una de las principales diferencias entre el deontologismo y el utilitarismo es que este último tiene un principio racional(4), a saber, se debe actuar de tal manera que se maximice la felicidad, pero los sistemas deontológicos carecen de un principio racional. Los sistemas puramente deontológicos no prestan ninguna atención a las consecuencias de las acciones, y es ahí donde se ve que no  aportan un principio racional. En un sistema puramente deontológico las acciones deben llevarse a cabo por el deber, y no se llega a portar las razones para cumplir con ese deber.

Dentro del mundo de los superhéores no son pocos los que siguen sistemas deontológicos. Siguen normas o reglas que para ellos son inquebrantable. Quizás la más común de todas ellas es el famoso no matarás. Pero aun así se les ve caer en ciertas contradicciones. Si se sigue el principio de no matarás, entonces, tampoco podrás matar, por ejemplo, en defensa propia, o si el superhéroe se ve en la tesitura de tener que matar a un villano para salvar a un inocente, entonces, si el superhéroe es un deontologista puro no debería matar al villano. Obviamente no faltan ejemplos en el mundo de los superhéroes donde se mata en defensa propia o donde se mata a un villano para que este no mate a un inocente. De esta manera los sistemas deontológicos se nos presentan prácticamente irrealizables, si ni los superhéroes son capaces de seguirlos a rajatable, difícilmente vamos a poder hacerlo el resto de los mortales. Veamos como explica todo esto el filósofo Andrés Carmona:


El problema de la ética deontológica kantiana es que al ser puramente formalista (basada en la pura forma del deber independientemente de las consecuencias) acaba en la contradicción de no ofrecer razones suficientes para cumplirla más allá del puro deber. Dicho de otra forma, ese deber moral no parece suficiente para mover a la acción moral. Porque eso implicaría actores morales que más que morales fueran santos: en una partida de póquer con tramposos, un deontologista no haría trampas aún a sabiendas de que siempre perdería, con lo que pocas personas reales estarían dispuestas a cumplir con una ética así de exigente en su vida cotidiana. El mismo Kant era consciente de eso y lo llamó aporía de la razón práctica: a la realización del deber moral debería seguirle la felicidad (quien hiciera el bien debería ser feliz), pero no es así en la ética kantiana: para Kant, una madre en el dilema de matar a un asesino para salvar a su hijo no podría matarlo, para cumplir con el imperativo moral de "no matar" que es independiente de las consecuencias; la madre sería moral pero desgraciada.

Carmona pone acertadamente el dedo en la llaga, dado que no somos ni santos ni superhéroes, se nos hace difícil seguir un sistema puramente deontológico.

Unas líneas más arriba hemos visto que el utilitarismo tampoco está exento de problemas de ardua resolución. Quizás haya que apostar por alguna otro sistema ético, como podría ser la ética de la virtud. Pero lo realmente interesante es que en la vida real muchas veces actuamos como deontologistas y en otras como utilitaristas, mezclamos ambos sistemas sin ni siqueira darnos cuenta de ello, es más, incluso racionalizamos las justificaciones de nuestros actos para evadir las incoherencias en las que caemos, pero esto es ya tema para otro día.


Para pensar más:
-(1) La ética de Batman y el Capitán América
-(2) El utilitarismo de los Illuminati
-(3) Sobre sistemas éticos consecuencialistas(el utilitarimso es uno de ellos) en la Standford  Encyclopedia of Philosophy
-(4) Sobre el deontologismo en la Standford Encyclopedia of Philosophy

15 comentarios:

  1. ¡Gracias por la entrada! Tengo que presentar un trabajillo sobre Kant en breve, y me viene de perlas. Obviamente te citaré, pero no quita para dar las gracias.

    P.D.- Un error tipográfico al final del artículo: "...mezclamos ambos sistemas sin ni SIQUIERA darnos cuenta de ello..."

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  2. A mi forma de ver, ambos sistemas éticos son bastante parecidos. He de suponer que esas normas o leyes por las que hay que regirse en el sistema deontológico vienen determinadas por lo mejor para la sociedad, por lo que busca esa misma felicidad que busca el utilitarismo.
    Hemos considerado lo difícil que es decidir cuando debemos considerar que es lo que hace más feliz al mundo a tomar una decisión como, por ejemplo, la de Ironman y la explosión en la central nuclear. También hemos considerado lo difícil que sería cumplir la normas en algunos casos como, por ejemplo, no matar a la persona que va a asesinar a tu hijo.
    Sin embargo, el deontologismo puede parecer una manera de regular las decisiones que deberíamos tomar mediante el utilitarismo, una forma de establecer o regular la forma de hacer feliz al mundo o la humanidad.

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    1. Hola, vayamos por partes. Las reglas o normas del deontológismo no buscan la mayor felicidad, no es esa su justificación, al menos en el deontológismo estrictamente formalista, que es al que aquí se ha hecho referencia. Esas normas se deben cumplir y se deben cumplir siempre, y nunca en función de las consecuencias de las mismas, de ahí es de donde surgen los problemas de dicho sistema ético.

      En cuanto a que el deontológismo puede servir para modular el utilitarismo, nos lleva a una cuestión. Debemos ser utilitaristas pero no siempre en ocasiones debemos ser deontológicos, el problema es que ya estás haciendo una elección ética, a saber, seamos utilitaristas hasta qué alguna decisión derivada de dicho sistema no nos parezca ética y entonces decidamos usar un sistema deontológico, entonces ¿no se está siendo en realidad deontológico todo el tiempo? Es decir, se acepta lo que nos dicta el utilitarismo mientras encaja con nuestro sistema deontológico, pero en el momento en el que no lo hace no lo aceptamos. Y si no estamos siendo deontológicos todo el tiempo entonces, ¿cuál es el sistema ético subyacente que en realidad estamos manejando?

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    2. En el deontologismo se siguen reglas o normas, pero... ¿en que están basadas esas normas? ¿No lo están para el mayor beneficio de la sociedad y, por lo tanto, para su felicidad?
      Bueno, yo creo que hay gente en la sociedad que acepta saltarse las normas que no les parece justas, porque creen que no son buenas para la sociedad. Prefieren regirse por otras en las que consideran, desde su punto de vista, que es mejor para esa misma sociedad.
      Pongamos un ejemplo simple y cotidiano. Hay límites de velocidad que establece la ley porque se considera que son para el bien y la felicidad de la sociedad. Sin embargo, hay gente que determina que esos límites no son los que hacen el bien a la sociedad, se saltan esos límites y defienden su postura frente a los demás. Indicando que no están bien y no son buenos para la sociedad. En este caso, el sistema deontológico no les parece adecuado y utilizan el sistema utilitario, en el que ellos determinan lo que es mejor para todos.
      Por lo que en mayor o menor grado, no nos sirve ni un sistema ni otro. No adoptamos ninguno de los dos de forma absoluta. Si no, que los adoptamos dependiendo de varios factores.

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    3. Las respuestas a tus dos primeras preguntas son no y no. A ver si consigo explicarme que parece ser que no lo logro.
      En el deontologismo determinadas acciones son intrínsecamente buenas o malas desde el punto de vista moral. Y que así lo sean(buenas o malas) no depende de las consecuencias, bien podría darse que se juzgué que una acción sea buena a pesar de que tenga consecuencias catastróficas para terceros. Por lo tanto, en el denotologismo no se busca la felicidad de la sociedad ni nada por el estilo, se juzgan las acciones en sí mismas, algunas serán buenas y habría que actuar siempre así y otras son malas y nunca habría que actuar de esa manera.
      Se puede plantear la diferencia entre el deontologismo y el utilitarismo de una forma más coloquial. Para el utilitarismo el fin sí justifica los medios(siempre y cuando el fin sea aumentar la felicidad) pero para el deontologismo no independientemente de que el fin sea el más loable de todos.
      Tienes razón en que no somos deontologistas puros o utilitaristas de pura cepa, nuestras intuiciones morales a veces van por un camino y otras por otro. Veremos si es posible acercarnos a esta cuestión en alguna entrada futura.

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    4. Creo que ya he conseguido aclararme y ver la diferencia a la que te referías. Gracias por tu respuesta.

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    5. Genial! Gracias a ti por participar en el blog.

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  3. Muchas gracias por compartir otra vez estas magistrales clases de filosofía tan bien compaginadas con esos ejemplos de los cómics con los que consigues que captemos el mensaje a la perfección. ¡Me declaro tu fan!

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  4. Puede que Penélope tenga algo de razón cuando dice: "He de suponer que esas normas o leyes por las que hay que regirse en el sistema deontológico vienen determinadas por lo mejor para la sociedad, por lo que busca esa misma felicidad que busca el utilitarismo". Lo que pasa es que Penélope está llamando ahí "deontologismo" a lo que en realidad es el "utilitarismo de la regla" y que es una variedad del utilitarismo. El utilitarismo puro o utilitarismo del acto es el que aquí se ha explicado en contraposición al deontologismo, y que dice que antes de hacer cada acción hay que calcular sus consecuencias y hacerla si ese cálculo es positivo en términos de aumentar la felicidad y no hacerla si es negativo (si disminuye la felicidad total). Pero hay otra versión que es el "utilitarismo de la regla" que dice que lo mejor es guiarse por reglas como si fueran deontológicas porque esas reglas son precisamente las que mejor funcionan en términos de maximizar la felicidad, aunque excepcionalmente estaría justificado incumplirlas si por aplicarlas el resultado fuera peor que no cumplirlas. Por ejemplo, que debemos cumplir la norma de "no matar" siempre excepto cuando no matar tenga peores consecuencias que matar (y que será muy pocas veces). Es decir, que hay que ser deontologista en la práctica pero que esas normas se justifican por motivos utilitaristas: porque normalmente producen mejor resultado que no cumplirlas. De hecho, puede que incluso ese sea el origen de la moral: ciertas acciones resultaron más adaptativas y luego se generalizaron como normas deontológicas. La diferencia del utilitarismo de la regla y el deontologismo es que este último no acepta que la justificación de las normas esté en su utilidad sino en otra cosa (Dios, la racionalidad de las propias normas, etc., independientemente de sus consecuencias).

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    1. Muchas gracias, Andrés. No conocía el "utilitarismo de la regla", pero sin duda es lo que yo estaba confundiendo con deontologismo.
      Me resultaba algo complicado ver que unas serie de normas o reglas no se basaran en buscar la felicidad de la sociedad como consecuencia o en las que diera igual su utilidad.

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  5. La decisión de sacrificar a un paciente para salvar a otros cinco no la veo utilitariamente moral porque, aun en el supuesto de que se salven todos y tengan muchos años de vida productiva por delante, abre la puerta a que alguien pervierta futuras decisiones similares con sus propias valoraciones sobre cuáles vidas son más valiosas. Es decir, la consecuencia a largo plazo de salvar más vidas puede resultar contraproducente (no sólo queremos vivir más, sino que también queremos seguridad). Y una decisión sobre la muerte tiene el inconveniente de ser irreversible y hace difícil enmendar injusticias.

    Tampoco nos parece moral que alguien decida sacrificarse y vender sus órganos para salvar a esos otros pacientes y donar el dinero a su familia necesitada. La razón es porque si esto fuese legal, personas con dinero y sin escrúpulos podrían obligar a otros a vender sus vidas para salvar las de los ricos, sin más criterio que el que da el dinero.

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  6. Por mi parte, mi filosofía sería un poco de ambas.
    Creo que se podría decir que en el caso de Ironman me llegaría a sacrificar por salvar a gente( me convierte en altruista?), y adoptaría la deontología, ya que si yo fuese la madre del ejemplo expuesto no mataría al asesino. Tengo un código moral bastante estricto, podría decirse. Y eso que tengo 20 años...

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  7. Precisamente para los extremos están estas reglas filosóficas, para aplicación en casos de limites imperativos categórico y lo valorativo del utilitarismo. En las acciones no todo es utilitarismo ni todo es deontologismo, para eso están la excepciones

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  8. Para eso están estas teorías filosóficas, para aclarar de cierto modo la incertidumbre que encierran los límites de las acciones humanos, extremos de comportamientos que se mezclan entre lo moralmente aceptado o no, entre el imperativo categórico y lo valorativo del utilitarismo. No todo es Deontologísmo, ni todo Utilitarismo, para eso están las excepciones a las reglas, donde termina el deontologísmo y nace el utilitarismo, donde termina el utilitarismo y empieza el deontologísmo, será que ambas se pueden desmarcar de las acciones humanas.

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  9. Lo que veo es, ¿las manifestaciones estan mal y deberian sus participantes ser encarcelados? Para un utilitarista, si la manifestación es violenta, la policia deberia intervenir, pero si es pacifica estaria mal encarcelar a los participantes. Pero para un deontologico, puede, le parecer mal si o si, por lo que puede considerar correcto encarcelar los manifestantes aunque sucediese de forma civilizada. Aunque puede cambiar a encarcelar manifestantes violentos, lo cual hace que este cercano deontologia y utilitarismo.

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