miércoles, 16 de mayo de 2012

Johnny Storm derrotado por los sesgos cognitivos



Uno de los eventos más importantes dentro del universo marvel fue el crossover Civil War. En dicho crossover una serie de acontecimientos acaba conduciendo a una guerra que enfrenta a unos superhéroes con otros.

El detonante de todo esto ocurre en la ciudad de Standford. Allí un grupo de superhéroes jóvenes e inexpertos están grabando un reality show en el cual se dedican a cazar supervillanos. Pero esta vez las cosas se van a torcer de mala manera. Uno de los supervillanos que intentan detener es Nitro, el cual tiene la capacidad de crear explosiones demoledoras. Cuando los héroes acosan a Nitro, éste genera una explosión más allá de lo imaginable, literalmente barre del mapa la ciudad de Standford, miles de niños e inocentes mueren en el acto.


Este hecho hace que la opinión pública empiece a mirar a los superhéroes son recelo. Para mucha gente la culpa fue de los superhéroes del reality show que no fueron capaces de darse cuenta de que la situación les superaba.

Tras estos acontecimientos vemos como Johnny Strom acude a una discoteca y al ser un personaje vip accede a ella sin necesidad de hacer cola. Esto empieza a caldear los ánimos de la gente que le increpa por ese privilegio, pronto el diálogo se tuerce y la gente empieza a hacer responsable a Johnny de lo acontecido en Standford. Johnny intenta razonar que él no es responsable de lo que hayan hecho otros aunque sea un superhéroe como ellos, pero ya es demasiado tarde, la turba está en marcha. Alguien golpea con una botella en la cabeza a Johnny que cae inconsciente. Acto seguido la gente le rodea y lo apalea con tal brutalidad que Johnny acaba en un estado muy grave en el hospital de turno.

Es posible que os estéis preguntando por qué os cuento todo esto. De momento ya hemos hablado en dos ocasiones1,2 de la importancia de conocer las falacias lógicas, para así poder descubrirlas y evitarlas pudiendo de este modo pensar de una forma racional, es decir, para poder filosofar como es debido.

Pero por desgracia las falacias lógicas no son el único enemigo que tenemos a la hora de intentar ser racionales. Tenemos otro enemigo, los sesgos. El filósofo Christopher DiCarlo3 describe un sesgo como:

La manera en la cual una persona es influenciada para entender o actuar sobre una información concreta.

Los sesgos pueden ser de dos tipos, biológicos o culturales. Por ejemplo, nuestras emociones y sentimientos pueden sesgar fácilmente nuestra forma de ver las cosas, impidiéndonos o haciéndonos difícil el poder evaluar la información de forma correcta. La consecuencia de esto es que actuemos o entendamos de forma incorrecta la información que se nos ha suministrado. DiCarlo usa un ejemplo sencillo para ilustrar esto:

No permitimos que los padres testifiquen en un juicio sobre sus hijos, y lo hacemos por una buena razón. No importa lo violento que haya sido, los padres siempre tienden a ver a sus hijos como los niños encantadores que una vez fueron. No puedo imaginarme a nadie que vea a un bebe y sugiera que quizá ahora sea encantador pero que algún día crecerá y se convertirá en un asesino en serie. A menudo es difícil para los padres el vencer esa imagen de inocencia que evocan los recuerdos de sus hijos independientemente de en lo que estos acaben convirtiéndose.

Los sesgos culturales son como unas capas de cebolla que nos rodean y nos dificultan el acceso a la información de una forma imparcial. Desde que nacemos estamos envueltos en distintos entornos culturales que nos influencian para ver y entender el mundo de una determinada manera. Estos sesgos culturales se deben a la familia en la que nos criamos, la educación que recibimos, los amigos que tenemos, nuestra postura religiosa, el grupo étnico al que pertenecemos, etc. Realizando un sencillo ejercicio de imaginación podemos ver que nuestra forma de pensar probablemente sería muy distinta si hubiéramos nacido en otro país o si se nos hubiera educado en una religión distinta de en la que hemos estado sumergidos desde pequeños. No obstante, estos tipos de sesgos pueden ser sorteados cuando conseguimos desarrollar el pensamiento racional, algunos serán más difíciles de superar que otros pero en principio no es una tarea imposible.

Los sesgos biológicos son un enemigo más difícil de vencer, de entre todos ellos hoy nos vamos a centrar en un sesgo cognitivo, que es precisamente lo que nos ha ilustrado la historia de Johnny Storm. Lo que nos ha mostrado esta historia se conoce como comportamiento gregario. Este tipo de comportamiento puede ser un poderoso sesgo. El comportamiento gregario consiste en que solemos adoptar las creencias, ideas y comportamiento del grupo de personas del que formamos parte. Esto hace que un grupo pueda actuar de una manera determinada dando la apariencia de que está coordinado y/o dirigido pero en realidad es que todo esto sucede sin ningún centro de coordinación4. El comportamiento gregario se ha estudiado y se estudia desde distintas disciplinas, entre ellas se incluye la sociología, la economía y las neurociencias. El comportamiento gregario se encuentra detrás de las corrientes de moda, de las burbujas financieras e incluso detrás de los estallidos de violencia en concentraciones de gente, que es precisamente lo que sufre Johnny Storm.

En el artículo Herding in humans4 Ramsey M. Raafat, Nick Charter y Chris Frith explican cual es la causa más estudiada del comportamiento gregario:

Una de las causas más estudiadas en el comportamiento gregario es lo que se conoce como contagio emocional. El contagio emocional conlleva una propagación involuntaria de un sentimiento sin saber, ni tener conciencia, de donde se originó inicialmente dicho sentimiento y sin necesitar que haya empatía entre las personas [...]
[...]Al contrario que con la empatía, el contagio emocional no requiere entender las emociones de los otros y es principalmente involuntario.

Como ya he mencionado hay muchos sesgos, éste es sólo uno de ellos, pero creo que el ejemplo es ilustrativo de lo peligroso que pueden llegar a ser. No sólo nos pueden hacer llegar a conclusiones erróneas sino que incluso de forma involuntaria nos puede conducir a comportamientos tales como el participar en turbas violentas. Deberíamos preguntarnos ¿tengo las ideas que tengo por culpa de algún sesgo biológico o cultural? ¿Qué argumentos y pruebas tengo para pensar lo que pienso? ¿Son buenos esos argumentos y pruebas? ¿Cuáles son los argumentos de los que discrepan conmigo? Puede dar pereza el tener que actuar así, pero como nos recuerda lo que le sucedió a Johnny Storm el no hacerlo puede tener consecuencias desagradables. En un mundo cada vez más interconectado estamos más expuestos que nunca a ser presa de este tipo de comportamiento gregario, dicho de otro modo, nuestro pensamiento racional puede verse mermado. Si queremos ser pensadores críticos para así poder filosofar debemos enfrentarnos a todos nuestros sesgos.



Para pensar más:
(1) Spiderman y la falacia del tercio excluso
(2) La falacia se apodera de Bucky Barnes
(3) How to become a really good pain in the ass
(4) Herding in humans. En Trends in cognitive science
Civil War vol.1 nº1, mayo 2006

2 comentarios:

  1. Esta es la razón por la que debemos plantearnos muchos de los actos que cometemos o decisiones que tomamos en nuestra vida.
    Más veces de las que podríamos pensar somos presa de este ejemplo.

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  2. Cierto, además que sesgos cognitivos hay para dar y tomar. Por ejemplo, está el sesgo de confirmación, el cual consiste en que todos tenemos la tendencia a adaptar los datos y la información a nuestras creencias. Este tipo de sesgo explica muchas de las creencias erroneas que hay en la sociedad. Ser consciente de estos sesgos no nos hace infalibles pero si ayuda a que no caigamos en ellos tanto como sería de esperar.

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