Daredevil, o de dominar el miedo para ser un héore

A Daredevil se le conoce como el hombre sin miedo, no es de extrañar que se ganara ese sobrenombre. A la hora de luchar contra los criminales no le tiembla la mano, y desde el punto de vista de sus enemigos bien puede parecer que no tiene miedo. Pero lo cierto es que se puede sentir miedo respecto a muchas cosas. El miedo a tus rivales en un combate es sólo uno de los muchos miedos que se pueden sentir.

Matt Murdock es la persona que se esconde tras el traje de Daredevil. Cuando era niño un accidente con una sustancia radiactiva le dejó ciego, aunque al mismo tiempo incremento el resto de sus sentidos a extremos sobrehumanos. A esto se añade que adquiere un nuevo sentido, que funciona como si de un radar se tratara. Este "radar" suple, y con creces, la perdida del sentido de la vista. Para lidiar con estas nuevas habilidades Matt acude Stick, un maestro ninja, que le entrena para que aprenda a controlar y usar sus nuevas habilidades. Entrenamiento que no le viene nada mal en su vida como Daredevil.

Con estos antecedentes no resulta extraño ver que Daredevil no muestra miedo cuando entra en combate, a fin de cuentas, tiene unos sentidos por encima de las capacidades humanas y un entrenamiento que le permite salir airoso del enfrentamiento con sus rivales. Pero que no muestre miedo no quiere decir que no lo tenga. Bien puede ser que sienta miedo pero que a la vez sea capaz de controlarlo con maestría. Lo cual le daría una gran ventaja en sus combates.

Matt tiene una obsesión que es conseguir que se haga justicia, esta obsesión es la que le empuja a convertirse en Daredevil. La imagen de Matt Murdock nos recuerda y mucho a la iconografía de la justicia. Matt en su vida de civil es abogado, es decir, conoce las leyes, pero al mismo tiempo es ciego, que es como solemos representar a la justicia. No obstante, a veces el sistema no es suficientemente efectivo, los mafiosos tienen sus artimañas para burlar al sistema de justicia, entonces, Matt se viste de Daredevil para hacer justicia allí donde el sistema no alcanza a hacerla. Matt parece tener esperanza en que es posible hacer justicia. En sus historias encontramos la siguiente afirmación relacionada con el miedo y la esperanza:

Un hombre sin miedo es un hombre sin esperanzas

Pero como hemos visto Matt Murdock si tiene esperanzas. Al menos tiene la esperanza de que se pueda impartir justicia. Por lo tanto parece que si puede tener miedo. Como poco tiene miedo a no poder hacer justicia, miedo a que los culpables escapen indemnes. Si esto es así, entonces, Matt debe saber como controlar su miedo. Dicha emoción es peligrosa, tiene la capacidad de nublar el juicio. Si el miedo te domina te puede conducir a dos cursos de acción bien conocidos por todos. Michel de Montaigne en su breve ensayo Del miedo ya recopilaba los cursos de acción que se dan cuando el miedo nos atenaza⁽¹⁾:

Ya nos pone alas en los talones, como aconteció a los dos primeros, ya nos deja clavados en la tierra y nos rodea de obstáculos como se lee del emperador Teófilo

Para Montaigne el miedo es algo horrible, dejarse dominar por él es algo peligroso. Montaigne afirma que lo que más hay que temer es el miedo en sí mismo. Incluso llegó a escribir que es peor que la muerte:

Nada me horroriza más que el miedo y a nada debe temerse tanto como al miedo; de tal modo supera en consecuencias terribles a todos los demás accidentes[...]

[...]El número de gentes a quienes el miedo ha hecho ahorcarse, ahogarse y cometer otros actos de desesperación, nos enseña que es más insoportable que la misma muerte.

Si Montaigne tiene razón, a Matt no le queda otra que saber controlar sus miedos. Aristóteles ya reflexionó sobre los actos que llevamos acabo y como estos pueden malograrse por el efecto de nuestras emociones. Un exceso de miedo te convierte en cobarde y te paraliza, en cambio un defecto del mismo puede hacer que sobrepases la valentía y te conviertas en un insensato. Para Aristóteles uno se hacía virtuoso si sabía encontrar el punto medio entre esos dos extremos.

Hoy en día esa actitud aristotélica de que la virtud se encuentra en algún punto medio se ha tergiversado y llevado más allá de lo debido. Mientras Aristóteles defendía que las emociones deben ser moderadas, es decir, hay que tenerlas en la dosis adecuada, hoy en día eso se ha llevado al campo de la epistemología. Se suele creer que ante dos afirmaciones de cómo es el mundo, lo correcto es buscar el punto intermedio. Un sencillo contraejemplo pone de manifiesto lo absurdo de esta pretensión. Si alguien afirma que la Tierra es plana y otro afirma que no lo es, la verdad como sabemos no reside en un punto intermedio, la verdad está del lado del segundo.

Cuando Matt adopta el papel de Daredevil se nos presenta como un ejemplo aristotélico del control de las emociones, al menos en lo que al miedo se refiere. Daredevil necesita controlar el miedo para no convertirse en un temerario que podría malograr su esperanza de impartir justicia. Al mismo tiempo no puede dejar que el miedo le domine, ya que eso le paralizaría o le convertiría en un cobarde haciendo imposible materializar sus esperanzas de que se haga justicia.

No controlar sus miedos haría de Daredevil un ser irracional. Que el miedo nos puede volver completamente irracionales es algo que tenemos muy claro. Las fobias, que son un caso de miedo extremo sirven de ejemplo perfecto de cómo el raciocinio puede ser destruido por el miedo. El filósofo Christopher DiCarlo cuenta un ejercicio que hace con sus alumnos para mostrarles precisamente esto⁽²⁾:

Mis clases son grandes, así que se que la probabilidad de que haya aracnofóbicos entre mis alumnos es alta. Suelo fingir que en mi maletín tengo una pequeña jaula con la mascota de mi hijo que es una tarántula, entonces, les hago creer que la tarántula se ha escapado. El ejercicio dura muy poco, rápidamente les hago saber que en realidad no he traído nada, pero ese breve periodo de tiempo es suficiente para que los que tengan miedo a las tarántulas empiecen a retorcerse en sus asientos. No importa lo inteligentes que seamos, una fobia puede reducirnos a personas irracionales e ilógicas cuyos comportamientos son modificados considerablemente por este miedo. El miedo emocional demuestra como de rápido nuestros racionales cerebros pueden verse sobrepasados en formas que están más allá de nuestro control. Por supuesto, hay formas con las cuales podemos vencer nuestros miedos, pero se necesita una considerable cantidad de tiempo y dedicación.

Daredevil no parece volverse irracional, por lo tanto parece saber dominar sus miedos siguiendo así el principio aristotélico. Daredevil es valiente por entrenamiento, porque ha sabido enfrentarse y dominar sus miedos. Este dominio de los miedos a través de la práctica queda reflejado en el pensamiento del filósofo José Antonio Marina que lo expresa como sigue⁽³⁾:

Casi todos los hombres se asustan cuando entran en acción, pero es entonces cuando hay que dominarse de modo que pueda proceder como si no se estuviese asustado. Cuando esto se hace durante cierto tiempo, el fingimiento se trueca en realidad.

Para Marina la valentía consiste en actuar guiado por la justicia, en sus propias palabras:

Valiente es aquel a quien la dificultad o el esfuerzo no le impiden emprender algo justo o valioso, ni le hacen abandonar el propósito a mitad de camino; actúa guiado por la justicia que es el último criterio de valentía

Si Marina esta en lo cierto Daredevil no sólo es un ejemplo aristotélico de cómo saber temperar las emociones, en concreto el miedo, sino que además es el arquetipo de la valentía, ya que actúa guiado por la justicia.

No estaría de más que en algunas ocasiones todos nosotros nos convirtiéramos en Daredevil. Para ello no es necesario vestir sus mallas sino como nos recuerda José Antonio Marina, actuar guiados por la justicia.

Para pensar más:

(1) Ensayos de Michel de Montaigne
(2) How to become a really good pain in the ass

(3) Anatomía del miedo. Un tratado sobre la valentía

Número 10 de la revista FilosofíaHoy