miércoles, 18 de julio de 2012

El Coronel Stryker y los principios de la investigación con humanos


En X-Men Orígenes1, nos cuentan, valga la redundancia, los orígines de Lobezno. Logan, que es como realmente se llama Lobezno, es uno de los personajes más conocidos dentro del universo Marvel. Es un mutante cuya peculiaridad reside en un increíble factor curativo, cualquier herida o daño que sufre es reparado casi instantáneamente por su organismo. Además, posee unas garras retráctiles que aparecen por encima de sus nudillos y que puede sacar a voluntad.

Llega un momento en la vida de Lobezno en el que conoce al Coronel Stryker. Un miembro del ejercito de EEUU con unas intenciones ocultas que el propio Logan desconoce. Stryker odia a los mutantes y su plan no es más que una estratagema para acabar con todos ellos. Para ello pretende diseñar el Arma XI, un individuo al cual se le han añadido todas las mutaciones de los mutantes más poderosos que ha encontrado. La finalidad, claro está, es usar este nuevo individuo para asesinar a todos los mutantes.

Para llevar acabo su plan, Stryker necesita experimentar con mutantes, que no son más que humanos con ciertas capacidades extraordinarias. En la vida real la experimentación con humanos también existe y de hecho nos beneficiamos de ella. Gracias a ella podemos saber si los tratamientos son efectivos, o conocer los posibles efectos secundarios del tratamiento o medicamento en cuestión. A la hora de realizar experimentación con humanos debemos garantizar que se den ciertas condiciones éticas. Estas condiciones se recogen en lo que se conoce como la declaración de Helsinki2. De todo lo expuesto en dicha declaración, vamos a traer a colación algunos de los puntos más relevantes:


-Todo proyecto de investigación médica en seres humanos debe ser precedido de una cuidadosa comparación de los riesgos y los costos para las personas y las comunidades que participan en la investigación, en comparación con los beneficios previsibles para ellos y para otras personas o comunidades afectadas por la enfermedad que se investiga.

-Los médicos no deben participar en estudios de investigación en seres humanos a menos que estén seguros de que los riesgos inherentes han sido adecuadamente evaluados y de que es posible hacerles frente de manera satisfactoria. Deben suspender inmediatamente el experimento en marcha si observan que los riesgos que implican son más importantes que los beneficios esperados o si existen pruebas concluyentes de resultados positivos o beneficiosos.

-En la investigación médica en seres humanos competentes, cada individuo potencial debe recibir información adecuada acerca de los objetivos, métodos, fuentes de financiación, posibles conflictos de intereses, afiliaciones institucionales del investigador, beneficios calculados, riesgos previsibles e incomodidades derivadas del experimento y todo otro aspecto pertinente de la investigación. La persona potencial debe ser informada del derecho de participar o no en la investigación y de retirar su consentimiento en cualquier momento, sin exponerse a represalias. Se debe prestar especial atención a las necesidades específicas de información de cada individuo potencial, como también a los métodos utilizados para entregar la información. Después de asegurarse de que el individuo ha comprendido la información, el médico u otra persona calificada apropiadamente debe pedir entonces, preferiblemente por escrito, el consentimiento informado y voluntario de la persona. Si el consentimiento no se puede otorgar por escrito, el proceso para lograrlo debe ser documentado y atestiguado formalmente.

-En la investigación médica en seres humanos competentes, cada individuo potencial debe recibir información adecuada acerca de los objetivos, métodos, fuentes de financiamiento, posibles conflictos de intereses, afiliaciones institucionales del investigador, beneficios calculados, riesgos previsibles e incomodidades derivadas del experimento y todo otro aspecto pertinente de la investigación. La persona potencial debe ser informada del derecho de participar o no en la investigación y de retirar su consentimiento en cualquier momento, sin exponerse a represalias. Se debe prestar especial atención a las necesidades específicas de información de cada individuo potencial, como también a los métodos utilizados para entregar la información. Después de asegurarse de que el individuo ha comprendido la información, el médico u otra persona calificada apropiadamente debe pedir entonces, preferiblemente por escrito, el consentimiento informado y voluntario de la persona. Si el consentimiento no se puede otorgar por escrito, el proceso para lograrlo debe ser documentado y atestiguado formalmente.
En estos puntos se encuentra representados los principios básicos de la bioética. Según Pablo de Lora y Marina Gascón3 estos principios son el de autonomía, el de beneficencia y el de no maleficencia. De forma resumida dichos principios consisten en:

Autonomía: en respetar la persona, la cual debe ser la que tiene que dar un consentimiento informado.

Beneficencia: se debe promover el bien y plantear las mejores alternativas ya sea en la práctica clínica o en la investigación.

No maleficiencia: podemos resumirlo como que no exista duda razonable sobre la relación riesgo/beneficio para los implicados en la investigación.

Pues bien, el Coronel Stryker viola sistemáticamente no ya lo expuesto en la declaración de Helsinki sino que viola de forma flagrante los tres principios mencionados, a saber, el de autonomía, el de beneficencia y el de no maleficencia. Stryker busca y caza a mutantes. Los somete a su programa de investigación en contra de su voluntad, ya sea mediante el uso de la fuerza, o mediante chantaje, o como en el caso de Logan, ocultándole información relevante al mismo tiempo que mintiendo sobre los verdaderos propósitos del ensayo. Estos experimentos o ensayos no tienen en cuenta el riesgo que conlleva para los sujetos de estudio, y por último, el fin de la investigación es precisamente eliminar a los mutantes. Las prácticas de Stryker están en las antípodas de la bioética.

Podemos pensar que esto es cosa de la ficción del cómic y del cine, pero a veces la realidad es más cruda y brutal de lo que puede ser la ficción. Podemos traer a colación las aberrantes investigaciones que se realizaron por el Tercer Reich. Aunque este es el ejemplo típico, lo cierto es que hay más, estos otros ejemplos son más sangrantes ya que no se han dado en un sistema totalitario, sino en una democracia. Pablo de Lora y Marina Gascón nos recuerdan algunos de ellos:
Entre 1950 y 1952, en la Universidad de Chicago se experimentó el dietilestrillbestrol como protección del aborto espontáneo en mil mujeres y que veinte años después sus hijos presentaban tasas muy altas de cáncer. Que en 1954, también en EEUU, en la Willbrook State School se inoculaba el virús de la hepatitis en niños con retraso mental. Que en Tuskegee, Alabama, en el curso de una investigación sobre la sífilis que se desarrolló entre los años 1932 y 1972, a más de cuatrocientos hombres negros no se les dio el tratamiento ya disponible desde 1941, para así poder estudiar mejor la historia natural de la enfermedad.3

Cuando leemos estas atrocidades nos sentimos un poco como Logan cuando descubre que le han engañado. No es de extrañar que al final decida ir a por Stryker y poner fin a toda su empresa.

Existe un interesante lazo entre los principios de la bioética y el conocimiento. En última instancia, se puede decir, que una investigación o ensayo con humanos es permisible en función del conocimiento que tengamos, en ese momento, sobre lo que pretendemos hacer. Para abordar este punto va a ser mejor que recurramos al caso del Doctor Connors, y eso lo haremos en otra entrada.

De momento, la historia de Lobezno nos recuerda que se pueden cometer atrocidades utilizando de excusa a la ciencia. Como hemos visto, esto no solo sucede en sistemas totalitarios sino que se puede dar en sistemas democráticos. Como ciudadano es algo que me preocupa y sobre lo que creo que hay que reflexionar más de lo que lo hacemos.



Para pensar más:
(1)-X-Men Orígenes
(2)-Declaración de Helsinki
(3)-Bioética. Principios, desafíos, debates


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