lunes, 9 de junio de 2014

Los Skrulls y la cuestión de los seres extraterrestres

En 1962 veía la luz el segundo número del primer volumen de Los cuatro Fantásticos, en sus páginas hacían aparición por primera vez en el universo Marvel, los Skrulls, una raza alienígena proveniente de la galaxia de Andrómeda. Los Skrulls tienen una fisiología reptiliana(sí, en la serie de V no fueron muy originales), pero mantienen una forma humanice. Existen varias razas de Skrulls creadas por otra civilización extraterrestre, los Celestiales. Una de dichas razas de Skrulls tiene la sorprendente capacidad de cambiar su apariencia a su antojo, lo cual les permite infiltrarse con facilidad en otras sociedades o hacerse pasar por otros seres. Los Skrulls han protagonizado muchas historias dentro del Universo Marvel, poniendo a nuestros superhéroes en serios apuros en más de una ocasión.

Resulta imposible, o al menos a quien esto escribe le resulta imposible, no salir por  la noche tras leer alguna de las historias de los Skrulls y alzar la cabeza al firmamento y preguntarse si ahí afuera, en la oscuridad del Cosmos, existen otras civilizaciones, y si algún día nuestros caminos se cruzarán de alguna forma u otra. Pero la idea de la existencia de otros seres inteligentes en el Universo con los que podamos comunicarnos hunde sus raíces mucho más allá de la ficción y la ciencia del siglo XX. La primera persona en plantear de forma abierta la posibilidad de la existencia de otros seres inteligentes fue el filósofo y religioso Girodano Bruno en su obra Del infinito: el universo y los mundos(1). En ella defendía la infinitud del Universo, que las estrellas no eran otra cosa que soles tremendamente lejanos, alrededor de los cuales habría otros mundos, los cuales estarían habitados por personas. Estas ideas, junto con sus ideas sobre el heliocentrismo y el movimiento de los astros, le iban acarrear no pocos problemas. La situación empezó a tornarse difícil para Giordano a partir de 1591. Por aquel entonces, el noble Giovani Mocenigo, denuncia a Bruno a la Santa Inquisición. La institución inquisitorial de la Iglesia decretó en 1593 el encierro del filósofo en prisión hasta que se celebrara el juicio. El bueno de Giordano pasaría ocho años entre rejas hasta que se realizó el “juicio”. Según parece(2), cuando el tribunal de la inquisición dictó la sentencia contra Giordano este miró lentamente a la cara a todos los allí presentes y pronuncio valientemente la siguiente frase:

El temor que os produce dictar vuestra sentencia es mayor que el mío al escucharla

La sentencia, como era de esperar, consistía en culparle de herejía, blasfemia e inmoralidad. Sus obras serían quemadas y él fue condenado a morir quemado en la hoguera, la fatídica fecha donde se consumó la sentencia fue el 17 de febrero de 1600. Ese día, en la plaza de Campo dei Fiori, en Roma, se alzó la hoguera que consumiría a Bruno. En la actualidad en esa plaza se encuentra una estatua de Giordano que rige la plaza, un triste recordatorio de hasta donde puede llegar la intransigencia, la intolerancia, la ignorancia y el odio religioso.

Giordano no es el único que tuvo problemas con la Inquisición. Otro contemporáneo suyo, y uno de los mayores teóricos que ha dado la humanidad, también se vio envuelto en problemas con la Inquisición. Hablamos, ni más de menos, que de Johannes Kepler. En esta ocasión sería debido a la obra de ficción que publicó. Dicha obra, Somnium(3), ha sido considerada como el primer libro de ciencia ficción de la historia. En Somnium, Kepler cuenta como el protagonista, gracias a un conjuro de su madre, consigue viajar a la Luna, en dicha novela se veían ciertos tintes autobiográficos, razón esta por la que fue usada como argumento principal en el juicio que se realizó a su madre acusada de brujería. Kepler se encargó de su defensa pero no le resulto fácil conseguir la libertad de su madre, la cual fue evidentemente torturada para que confesara sus crímenes de bruja, pero Katharina, que así se llamaba la madre de Kepler, se mostró como una mujer fuerte y resistió las torturas de la Inquisición sin confesar nada, al final, Kepler consiguió la libertad de su madre, pero un año después, una debilitada Katharina no aguantaría más y moriría.

Es probable que el triste destino de Giordano y los problemas de la madre de Kepler debido a una obra de ficción de su hijo, disuadiera a muchos pensadores de publicar sus ideas sobre estos temas. El entorno no estaba como para andarse arriesgando en exceso con pensamientos atrevidos ya que te podía salir ciertamente caro.

Habría que esperar hasta el siglo XIX para que se volviera a especular con estas ideas. Durante este siglo se empezó a jugar con la idea de que tanto la Luna como Marte podrían estar habitados, y si en ellos había seres inteligentes ¿por qué no intentar comunicarse con ellos?

Distintos científicos, empezaron a proponer atrevidas ideas. Uno de los insignes científicos que especuló con estos temas fue Carl Friedrich Gauss(4) que propuso que en Siberia se dibujara un triángulo rectángulo gigante para que pudiera ser visto con telescopio desde la Luna o Marte. De esta manera, los selenitas o marcianos al ver el triángulo podrían inferir que en la Tierra había alguien, que al menos, sabía trigonometría. Otro del que se dice que jugó con estas ideas fue el astrónomo Joseph Johann Littrow, que llegó a ser el director del observatorio de Viena. Según parece sugirió crear un círculo gigante en el Sahara y llenarlo con queroseno ardiendo, la intención era la misma, que dicha figura resultara visible desde otros planetas. No obstante, no estamos seguros de si la historia es cierta. Así llegamos a la que puede ser la primera propuesta de usar ondas electromagnéticas para comunicarse con otra civilización, la idea está atribuida a Charles Cross. Cross propuso usar espejos para concentrar un haz de luz e intentar comunicarnos con los hipotéticos marcianos. Por último, cabe mencionar al tantas veces olvidado Nicolás Tesla, el cual, durante un experimento que estaba realizando, detectó unas interferencias que él atribuyó a señales radioeléctricas de una civilización extraterrestre. Obviamente, luego se vio que este no era el caso, pero la idea de usar ondas electromagnéticas como posible medio de comunicación entre civilizaciones, estaba sobre la mesa.

El descubrimiento de una forma de vida extraterrestre, aunque fuera la forma más elemental posible, sería todo un descubrimiento con importantes implicaciones para la biología y para la concepción del fenómeno de la vida como tal. Actualmente las esperanzas de encontrar alguna forma de vida, aunque sea fosilizada, están puestas en nuestro vecino Marte. Y en el futuro inmediato es probable que se intente buscar en el océano que se supone existe bajo la superficie congelada de un satélite de Júpiter, llamado Europa. A pesar de que un descubrimietno así sería de vital importancia, nunca se ha abandonado la idea de comunicarnos de alguna manera con otras civilizaciones. Los primeros intentos en esta dirección se dieron con las sondas Pioneer X y XI. Que son los primeros objetos fabricados por la humanidad que han salido del Sistema Solar. A bordo de dichas sondas van colocadas unas placas con información sobre el Sistema Solar, por si se diera la casualidad de que fueran interceptadas por alguna civilización extraterrestre.

En dichas placas se pueden observar los dibujos de un hombre y una mujer encima de la silueta de la sonda espacial. A su izquierda se puede observar la posición del Sistema solar respecto de los pulsares más luminosos. Debajo hay una representación esquemática del Sistema Solar en la que se señala el planeta del que proviene la sonda.

En otras dos sondas, las Voyager I y II se incluyeron sendos discos de oro. En una de sus caras van indicadas las instrucciones para poder reproducir el disco. En este, van grabados mensajes en todos los idiomas que se hablaban en ese momento en nuestro planeta. También grabaron diversos sonidos. Desde el producido por la erupción de un volcán hasta el sonido de un beso de una pareja de enamorados. Incluyeron además una colección de 116 imagines de la Tierra. Estos mensajes recuerdan a los que se introducían en las botellas antiguamente y se lanzaban al mar. Tal vez dicen mucho de nuestro afán de superación, pero su probabilidad de éxito es escasa.

Tuvimos que esperar hasta mediados del pasado siglo XX para que la idea de intentar detectar señales de radio de civilizaciones extraterrestres se planteara de una forma científica. En 1959 los científicos Giuseppe Cocconi y Philip Morrison escribieron el artículo Searching for Interstellar Communications(5), donde establecían que la tecnología de la que disponíamos estaba lo suficientemente desarrollada como para intentar detectar señales de radio de otras civilizaciones. El artículo salía publicado, ni más ni menos, que en la prestigiosa revista Nature.

Casi veinte años después de la aparición del artículo de Cocconi y Morrison, en concreto en 1975, la humanidad envió su primer mensaje a las estrellas. La emisión se realizó desde el radiotelescopio de Arecibo que es el más grande del que disponemos. El mensaje se envió a M13 que es un cúmulo globular que se encuentra situado a unos 26000 años luz en la dirección de la constelación de Hércules. De modo que si existe alguna civilización que pudiera captar el mensaje, la respuesta nos podría llegar, como muy pronto, en unos 52000 años. En el mensaje se envió diversa información codificada en binario. Por ejemplo, el numero de nucleótidos del ADN, la estructura química de los componentes del ADN, los números del 1 al 10, el tamaño del ser humano así como una representación del mismo, la población de la Tierra, incluso se envió el diámetro del radiotelescopio de Arecibo.

Escuchando el Cosmos

Los esfuerzos por buscar radio señales de otras civilizaciones se han ido incrementando con el paso del tiempo, creando mejores sistema de análisis de señales, recurriendo a la tecnología más moderna. El intento más riguroso y serio que se hace para buscar otras civilizaciones extraterrestres se conoce como SETI, que son las siglas de Search For Extraterrestrial Intelligence(Busqueda de Inteligencia Extraterrestre), con estas siglas se abarcan todos los proyectos que intentan detectar señales de radio de otras civilizaciones. La idea es sencilla. Consiste en apuntar nuestros radiotelescopios al cielo para ver si captamos alguna señal de radio artificial y que sea extraterrestre. En 1977 se dispararon todas las alarmas, se recibió una señal de origen desconocido y con una potencia más alta de lo normal. La señal se captó desde el radiotelescopio Big Ear, y se ha hecho famosa bajo el nombre de "La señal Wow!", esto es debido a que el profesor Jerry R.Ehman de la Universidad de Ohio escribió literalmente "Wow!" en la hoja donde se encontraban registrados los datos de dicha señal. Desgraciadamente nunca hemos sabido que fue aquella señal Wow! Se ha vuelto a escáner en varias ocasiones la misma región del cielo, pero siempre con resultados negativos.

Cierto es, que en el SETI se asumen ciertas premisas como ciertas, como por ejemplo, que la supuesta inteligencia extraterrestre tiene interés en enviar señales de radio al Cosmos, y aunque eso es algo que nosotros los humanos hemos hecho, tal vez, no tenga por qué ser la norma. ¿Quién sabe que motivaciones puede tener esa supuesta inteligencia extraterrestre? Tal vez sean tan distintos de nosotros que no podamos ni imaginarnos sus patrones de comportamiento. No obstante, si queremos buscar inteligencias extraterrestres es lógico que nos basemos en la única inteligencia que conocemos. Aquí inteligencia significa civilización con cierto grado de desarrollo tecnológico. Sino se hace esas asunciones, poco se podría hacer. El tiempo dirá si son correctas o no. Por el momento, no hemos detectado ninguna señal que pueda ser catalogada como de origen inteligente. ¿Estamos ante un fracaso? ¿No existen las civilizaciones extraterrestres? O ¿ninguna ha alcanzado nuestro grado de desarrollo tecnológico? Normalmente la respuesta es que se lleva poco tiempo realizando la búsqueda, y es cierto, pero este argumento es peligroso, ¿alguien ha dicho cuanto tiempo sería el necesario para aceptar un resultado negativo? O por el contrario, ¿esta respuesta se va convertir en una cantinela para justificar la continuación de la búsqueda, aunque el tiempo pase y lo único que obtengamos es un silencio clamoroso?

Dado que no hemos encontrado evidencias de que exista vida extraterrestre, y mucho menos de una inteligencia extraterrestre, a pesar de la creencia popular en los OVNI(6), debemos plantearnos la pregunta de Enrico Fermi ¿por qué no han venido? La respuesta más inmediata que se nos puede ocurrir es obvia, no han venido porque no existen dichos seres, pero hay otras posibles respuestas. Tal vez exista algún impedimento que hace irrealizable los viajes entre las estrellas, o tal vez otras civilizaciones no tengan curiosidad por ir a otros mundos, o tal vez nosotros seamos la primera civilización tecnológica. Y aunque existieran otras civilizaciones ¿por qué van a venir aquí? En fin, en la galaxia de la Vía Láctea, es decir nuestra galaxia, existen aproximadamente 100 mil millones de estrellas. Me parece un tanto egocéntrico y chauvinista el pensar que, de entre todas esas estrellas, van a venir precisamente a la nuestra. Si nosotros pudiéramos viajar a las estrellas ¿a cual iríamos? Obviando las distancias, todas parecerían igual de buenas como destinos.

¿Cómo serán?

Tanto en las páginas couche de los comics como en casi toda la ficción, los extraterrestres suelen tener una morfología tremendamente similar a la nuestra. Normalmente tienen una forma ciertamente humanice. Puede haber algunas variaciones, pero en esencia, siempre hemos representado a los seres extraterrestre de esta forma. La cuestión que debemos plantearnos es ¿cómo podrían ser esos hipotéticos seres? ¿Serán de forma más o menos humanoide? Lo más probable es que esto no sea así, al menos esa es la conclusión que podemos sacar con nuestro conocimiento actual. Pensemos en la vida en la Tierra. Esta ha evolucionado a lo largo de miles de millones de años para dar lugar a las diversas formas de vida que habitan el planeta. El proceso evolutivo contado de forma resumida es como sigue (que me perdonen los biólogos por reducir la evolución a un mero párrafo):

Un organismo sufre una mutación, la cual se produce al azar, si dicha mutación es buena para el organismo, es decir, si permite que el organismo se adapte mejor a su entorno este podrá dejar más descendencia que el resto de su especie, y por lo tanto, sus genes se propagarán más que los del resto. Pero si la mutación es perjudicial (lo cual es lo más probable) para el organismo, éste perecerá antes de dejar descendencia o dejará muy poca y de este modo sus genes irán desapareciendo de la población.

Como podemos observar, nuestra morfología se debe a mutaciones al azar y a la selección impuesta por el medio ambiente que nos rodea. Si aquí en la Tierra, cambios climáticos de unas zonas a otras han creado seres tan distintos como las ballenas y las águilas, o como un pino y una hormiga, ¿cómo podemos esperar que seres de otros mundos se parezcan a nosotros? De existir dichos seres serán completamente distintos a nosotros. Ahora, para no caer en lo que Nigel Warburton denomina la respuesta del abogado(7) que consiste en responder a una pregunta de una forma, digamos que en principio parece precisa pero es ciertamente ambigua, dejando en el oyente la interpretación exacta. Aquí hemos usado el término azar, pero el mismo tiene varios significados, así que para no dejar la interpretación del término en cuestión a la subjetividad del lector, vamos a aclarar lo que queremos decir con azar, pero para ello, dejaremos que sea el profesor Bunge(8) el que nos hable de ello:

La palabra <<azar>> es notablemente polisémica. Debemos distinguir al menos tres clases diferentes de azar: el accidente o encuentro casual, el desorden y el evento espontáneo o no causado. Tal como ha explicado el estoico Crisipo hace ya 22 siglos, un encuentro casual o coincidencia  o evento contingente, consiste en el cruce de dos líneas causales inicialmente independientes. Ejemplos conocidos de ellos son los encuentros accidentales entre dos conocidos, encontrar un tesoro cuando se cava para plantar un árbol, la colisión involuntaria de dos vehículos y las consecuencias imprevistas, benéficas o perjudiciales, de la acción(o inacción) social.

El azar en el sentido de oportunidad única e irrepetible o circunstancias coincidentes, tiene un importante papel en la historia, así como en la vida individual. Esta es la causa de que se haya descrito la evolución biológica como oportunista o exploradora, en lugar de diseñada(Jacob, 1976). Hay un término especial para ello: un rasgo que ha sido apropiado para realizar funciones diferentes de las que tenía originalmente y que elevan la aptitud biológica: se llama exaltación. Esa es la razón de que Gould(2002) hiciera hincapié en el papel de la contingencia, o sea el accidente, en la evolución biológica. Por ejemplo, es concebible que ciertas bioespecies, en particular la nuestra, podrían no haber emergido si no hubiese sido por una combinación accidental de mutaciones fénicas y condiciones ambientales favorables.

La búsqueda y la sed de conocimiento

Todos los proyectos SETI, hasta la fecha, se han realizado con fondos privados. Recientemente el SETI Institute ha intentando convencer al congreso de EEUU de que se utilicen fondos públicos para el SETI. Esto no es algo fácil, como sabemos, los políticos suelen tener una mira cortoplacista y resultadista, es decir, quieren saber cuales serían los beneficios prácticos de dicho proyecto. El proyecto SETI puede tener un impacto muy importante en la tecnología de comunicaciones, a través de distintas aplicaciones, algunas de ellas posiblemente militares, de ahí que en el discurso del SETI Institute se haya mencionado ese impacto tecnológico del proyecto. Esto me lleva a plantearme la cuestión de ¿y el saber por saber? Sé, no soy ingenuo, que con esto no se va a convencer a ningún político, pero acaso ¿no es nuestra curiosidad por saber cómo son las cosas la que en parte nos ha hecho humanos? Plantearnos preguntas y buscar sus respuestas es lo que nos ha movido a lo largo del desarrollo intelectual de nuestra especie. Vivimos en una sociedad donde el conocimiento solo importa si puede dar réditos inmediatos y prácticos, y eso, es algo que me preocupa, y que creo que debería preocuparnos a todos. Si dejamos de buscar el conocimiento por el mero hecho de saber y conocer más, entonces, antes o después dejaremos, al menos, de financiar la investigación científica básica, y eso, es un problema, estaríamos cerrando un mundo de posibilidades. Cuando Einstein desarrolló su teoría de la relatividad, no pensaba en qué consecuencias prácticas podría tener, simplemente se preguntaba sobre la naturaleza del espacio y del tiempo, simplemente quería saber cómo eran las cosas. No dejaría de ser paradójico que mientras escudriñamos la oscuridad de la noche en busca de vecinos galácticos, estuviéramos al mismo tiempo encerrándonos a nosotros mismos en la peor de las oscuridades, la oscuridad del no querer saber, la oscuridad de la ignorancia.

Se ha argumentado, en más de una ocasión, que los proyectos SETI son peligrosos, que no se debería intentar comunicar con otras civilizaciones ya que estas, entonces, sabrían de nuestra existencia y correríamos peligro, podrían colonizarnos como los españoles colonizaron América cuando la descubrieron. Dicho de otro modo, nos enfrentaríamos a un genocidio, donde las víctimas seríamos nosotros. Esto es algo que abunda en la ficción, y el universo Marvel y sus Skrulls no son una excepción, haciendo uso de su habilidad camaleónica los Skrulls han intentado en más de una ocasión apoderarse de la Tierra, el último intento sucedió en el crossover Invasión Secreta(9), claro que ahí estaban los héroes para salvar el planeta, claro que con unas consecuencias ciertamente sorprendentes. La cuestión es plantearnos si estos temores son ciertos. Lo primero que hay que aclarar es que los proyectos SETI no buscan establecer ningún tipo de comunicación, simplemente se dedican a escuchar el firmamento en busca de señales de otras civilizaciones. Nadie ha dicho que tengamos que contestar, eso sería algo a debatir una vez que hubiéramos encontrado una señal de otra civilización.

Por otro lado, una vez más, estamos extrapolando nuestra forma de actuar, nuestra forma de ser, a un principio universal. A lo largo de la historia, cuando dos civilizaciones de humanos se han encontrado. siempre o casi siempre ha resultado desastrosos para una de ellas, ¿pero esto tiene que ser una constante universal? ¿Todas las posibles civilizaciones que existan en le universo tienen que tener este comportamiento? Extrapolar de un solo ejemplo a la generalidad, no suele ser buena idea, por no mencionar el posible escollo de las distancias interestelares, viajar de unas estrellas a otras muy bien puede ser una tarea ciertamente difícil o incluso imposible, quizás estamos condenados a vivir aislados en un rincón perdido de la galaxia.

La pregunta de si estamos solos o no en el universo esta íntimamente ligada con la profunda necesidad que tiene el ser humano de dar un sentido a su propia existencia. Hoy, recientemente comenzado el siglo XXI, seguimos sin una respuesta a esta antigua pregunta. Lo cierto es que el avance que hemos experimentado en nuestro conocimiento astronómico nos hace ser optimista en que encontraremos una prueba de vida fuera de la Tierra. Pero por el momento dicha prueba sigue sin hacer acto de presencia, pero eso no nos debe impedir seguir soñando y reflexionando sobre el tema, siempre y cuando no confundamos nuestro sueños y especulaciones con la realidad.


Para pensar más:

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